Flexibilidad cognitiva en autismo

En este artículo, nuestra compañera Raquel, Psicóloga infantil en nuestro Centro y experta en autismo en Almería, nos cuenta como mejorar y aumentar la flexibilidad cognitiva en niños con autismo.
La flexibilidad cognitiva
La flexibilidad cognitiva se caracteriza por dificultades en la tolerancia a la incertidumbre, es decir, no saber lo que va a pasar. También, se caracteriza por problemas de predictibilidad, deducir lo que va a ocurrir en un futuro próximo atendiendo a las señales del entorno. Y por Insistencia a la invarianza, necesidad de que todo permanezca igual. Estas dificultades están relacionadas con órdenes que no comprenden, preguntas que no saben responder y tareas que no saben hacer. Por esta razón, se observa la necesidad de sensación de control. Cuando un niño te dice que no a todo es porque quiere tener control sobre su vida, aunque luego vaya y lo haga. Para obtener esta sensación aparecen los rituales, rutinas y manías.
Cómo aumentar la flexibilidad cognitiva
Para aumentar la flexibilidad cognitiva es necesario reducir los niveles de ansiedad del niño, atender al perfil sensorial, usar agenda o anticipadores visuales, hacer actividades de transición y ofrecer elecciones. Ofrecerle maneras de elegir para que tengan sensación de control en sus vidas, apoyos para gestionar los cambios de planes.
Una actividad de transición es una actividad corta que les ayuda a cerrar lo que estaban haciendo antes y a prepararse para lo que van a hacer después. Ocurre entre una actividad y otra en el mismo espacio o antes de salir o entrar a espacios diferentes, hay que valorar cuando es necesario. Tiene que tener principio y fin, tiene que motivarle pero que no le cueste terminar. Un ejemplo de actividad de transición sería cepillarse los dientes, lavarse las manos o merendar.
Las actividades de transición sirven para hacerse a la idea de lo que viene. Cuando existe un cambio de plan como cualquier cambio de actividad o acción dentro de una actividad, por ejemplo: que la excursión se suspenda o que de camino al colegio se pare la madre a hablar con una vecina. Hay que corregir en la agenda poniendo un post-it con el cambio.
Si el vaso de ansiedad del niño está vacío hay menos probabilidad de que los cambios le afecten, ahora si su vaso está medio lleno pues es más fácil que se desregule si se para la vecina a hablar con la madre. El truco está en tratar de que el vaso del niño no se llene en exceso.
Cuanto más nivel de lenguaje tienen los niños tendemos a ponerles menos información visual porque damos por hecho que lo saben perfectamente, pero que lo sepan y que te lo digan no implica que lo hayan asumido y asimilado. Los niños que tienen más lenguaje verbal, capacidad de comprensión y mejores habilidades cognitivas les cuesta que les escribas porque no quieren cosas diferentes a las de los demás y, normalmente, solo se les escribe en situaciones conflictivas y lo asocian como algo desagradable. No sólo hay que usar la información visual para situaciones conflictivas si no para todas esas cosas que queremos contar, cosas bonitas.
Hay que diferenciar lo que es anticipar de lo que es informar visualmente. Informar es decir lo que vamos a hacer en el momento que va a ocurrir y anticipar es explicarle al niño lo que vamos a hacer un tiempo antes por ejemplo, quince minutos antes de iniciar esa actividad. Hay que anticipar con una adecuada antelación: ni demasiado tarde, ni demasiado pronto.
Lo que más ayuda para trabajar la flexibilidad cognitiva son juegos que proporcionan sensación de control al niño, como por ejemplo:
- El juego de las estatuas o congelados.
- Semáforo: si sale verde andas rápido, si se pone en amarillo andas lento, si se pone en rojo te paras.
- Mando a distancia: te congelo ahora corres, saltas…
- Varita mágica que te convierte en cosas.
- Mayordomo y la campanilla: uno es el amo y el otro el mayordomo.
- Pastillas mágicas: te la tomas y te hacen hacer cosas, esta sirve para…
- Laberinto con una sola opción.
- Puzles
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