Hoy el área de pediatría del Centro de Atención Temprana y Desarrollo Infantil ALCANZA ha realizado una interesante charla para prevenir posibles golpes del calor en los niños, impartida por la doctora Adela Cristina Cis, médica especialista en niños, cardiología infantil y en medicina del deporte en infancia.
Una charla muy interesante donde hemos visto la importancia de proteger a los más pequeños, y que hacer en el caso de que ocurra, una cosa muy interesante que nos ha dicho nuestra compañera es la importancia de mantener a los niños hidratados, ofreciendo agua continuamente aunque no exista demanda.
Los síntomas que podéis observar son:
- Aumento de la temperatura corporal (39ºC o más) y una abundante sudoración al inicio del golpe.
- Puede venir acompañado de dolor de cabeza y en casos extremos confusión o pérdida de conocimiento.
- Fatiga.
- Puede presentar calambres musculares.
- Puede producirse náuseas y/o vómitos.
- En la piel se observará, piel enrojecida, caliente y, en los casos más extremos, sin sudor.
- Aumento de las pulsaciones o frecuencia cardiaca.
- En algunos casos se sienten problemas para respirar y sensación de falta de aire.
- Los casos más graves se producen si se permanece mucho tiempo en este estado sin tomar las medidas oportunas, y se juntarían varios de los síntomas anteriores: una piel caliente y seca, la taquicardia (aceleración del pulso), adormecimiento y pérdida de conciencia, síntomas que incluso pueden llevar al paciente a la muerte.
Algunas recomendaciones ante los primeros síntomas, es importante si hay varios síntomas, si existe pérdida de consciencia, o si no hay mejoría, acudir al centro de salud más cercano:
- Buscar un lugar sombreado y fresco.
- Aligerar la ropa para que el cuerpo se ventile.
- Abanicar o ventilar el lugar para disminuir la temperatura corporal del pequeño.
- Mojar al niño con agua tibia que lo refresque. Se pude colocar un paño mojado en frente, nuca, muñecas, axilas o ingles.
- Ofrecerle agua para rehidratar. El contraste con un agua excesivamente fría puede ser perjudicial, por lo que conviene que esté fresca pero no helada.
- Con temperaturas superiores a 40 grados se debería bañar en agua fría para intentar disminuir la temperatura hasta los 38º, momento en el que se detendría el frío para evitar una hipotermia y pudiéndose reiniciar el proceso si la temperatura volviera a elevarse.
Tener un golpe de calor o sufrir una insolación nos hace más sensibles a las condiciones calurosas durante más o menos una semana después, por lo que habrá que evitar especialmente las situaciones de riesgo.
Ya sólo me queda agradecer a las familias su asistencia y participación,
y a nuestra compañera la doctora Adela Cristina Cis por disipar nuestras dudas.
¡¡¡Gracias a tod@s!!!
Charla de pediatría